sábado, 20 de febrero de 2010

. Quizás

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Muchas cosas pasaban por su cabeza. Mientras, el corazón le latía a mil por hora a pesar de que debería ser al contrario, debería estar calmo luego de la tormenta. Pensó que quizás era porque de una u otra forma, incluso su cuerpo sabía que lo que ahora venía era la vida. Si, la vida que siempre había vivido y se le había arrebatado de las manos hace algún tiempo atrás.

En ese entonces fue cuando tomó conciencia de que hace mucho que su corazón no latía realmente, de verdad, viviendo. Las sensaciones eran demasiadas como para describirlas, no todas eran buenas obviamente, pero el resultado final.....el resultado final tampoco sabía si era bueno. Tenía ganas de llorar, de reir, de descargarse, de hablar con ella, de golpearlo, de hundirse, de salir a flote, de respirar, de maldecir....de tantas tantas cosas!

Al final de todo quedaban tantas dudas, tantas interrogantes que nunca entendería, que tan solo estarían ahí por siempre, en el aire, en el viento de verano que sopla a esa altura del cerro por la que corrieron una vez. Riendo. Pero qué más daba? Qué importaban esas interrogantes cuando se tenía una vida frente a los ojos, esperando vivirla?

No es que no supiera antes que había una vida que vivir, sino que no se le permitía, estaba sin saberlo, un tanto encarcelado en circunstancias, en melodramas, en historias en las que quizás nunca quiso estar. Pero ya no, y eso era lo que contaba en ese momento.

Por un instante casi toma su telefono celular, para hacer una locura de la cuál obviamente se arrepentiría. No lo hizo. Ese tipo de cosas ya no estaban permitidas. No.

Estaba tan cansado, y tenía tanto sueño. Sin embargo, tomó un lapiz y una hoja de papel y comenzó a redactar. Esas eran sus formas, esa era su segunda vida.

Las cosas no fueron, ya no fueron. Pero eso es un hecho, y los hechos no pueden cambiarse. Los dolores están, las angustias están. Todo estará para siempre y eso, también es un hecho.

Pero le importaba una mierda, desde ahora le importaba una mierda.



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