sábado, 29 de septiembre de 2012

. Hieres .

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Tantas palabras nos rodearon,
a velocidades prematuras.
Tantas palabras nos ahogaron
nos asfixiaron, nos mataron.

Y yacemos aquí en este segundo,
esperando un siguiente latido.
Mírame esperándote, amándote,
aun después de tanto dolor rojo.

El sol no podrá salvarnos,
y amor no será suficiente.
Porque cuando me hablas,
no te siento, no te miento.

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. Tú entre la inmensidad .

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El humo del cigarrillo, las risas y la música de fondo llegaban a saturar el ambiente, sin embargó solo tenía ojos para él. Ojos de reojo para su sonrisa casi perfecta, para sus mejillas sonrosadas y su boca humedecida al beber de su vaso. Ojos de reojo para sus ojos de reojo, entre todo el resto de círculo de gente y los demás alrededor. Le dolía dentro un poco cada carcajada que daba, cada poquito de felicidad que sentía, sin él, sin ser un plural como antes. De vez en cuando coincidían y simulaban ser solo dos más entre sus amigos. Y si, quizás tenían un mundo juntos, pero ahora los separaba un universo.

Que manera de estar tan cerca y tan lejos a la vez.

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